La esterilidad, definida como la incapacidad de una pareja para conseguir un embarazo en un plazo de tiempo razonable, es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Más aún, su frecuencia va aumentando progresivamente y, para muchos, es una de las epidemias del siglo XXI. Algunas razones son bastante conocidas pero, ¿se podrían evitar?.
¿Qué factores influyen en la fertilidad?
Principalmente tres: la edad, los hábitos de vida y condiciones médicas muy concretas. Todos ellos van a incidir en la competencia de nuestras células reproductoras pero el más relevante, por su frecuencia e impacto, es la edad. Y especialmente en la mujer: es de sobra conocido que la cantidad y calidad de los óvulos disminuye a partir de los 30 años, y alcanza valores muy bajos ya en la quinta década de la vida. También el varón se ve afectado en este sentido, pero a edades más avanzadas y a un ritmo mucho más lento.
Los hábitos de vida especialmente dañinos para la fertilidad son el consumo de drogas, por un lado, y en el caso del varón todas aquellas actividades que alteren el normal funcionamiento del testículo (especialmente las que aumentan la temperatura del mismo, como pasar mucho tiempo sentado o llevar ropa muy ajustada), por otro.
Por último, la endometriosis o el antecedente de infecciones pélvicas, en la mujer, y la prostatitis o el testículo que no descendió bien y se corrigió tardíamente, en el varón, son claros ejemplos de problemas médicos que pueden afectar a la capacidad de concebir.
¿Cómo influye la alimentación en la fertilidad de hombres y mujeres?
En contra de lo que nos diría la lógica, lo cierto es que hay poco demostrado. Teóricamente, los alimentos ricos en antioxidantes favorecerían una producción saludable de óvulos y espermatozoides, pero no hay suficientes estudios que muestren qué antioxidantes son mejores, en qué cantidad y durante cuánto tiempo.
Los complementos nutricionales están a la luz del día y, si bien han mostrado cierta eficacia en otros campos como la prevención de enfermedades cardiovasculares, en fertilidad los estudios son muy heterogéneos y no permiten sacar conclusiones muy claras hoy en día. En animales se ha visto beneficio sobre los óvulos con el resveratrol, la coenzima Q10 o los inositoles, así que son datos prometedores. Por el contrario, tomados sin control podrían llegar a ser tóxicos.
¿Qué hábitos debemos seguir?
Acorde con lo anterior, los hábitos que han demostrado mejorar en parte la salud reproductiva serían:
¿Podemos incrementar la fertilidad? ¿Cómo?
Teóricamente, podríamos incrementar nuestra fertilidad de dos maneras: aumentado nuestras células reproductoras, especialmente los óvulos, o su calidad.
La producción de espermatozoides es cíclica, cada 70 días aproximadamente, y va a oscilar dentro de un rango en cada varón. Los óvulos, en cambio, están ya todos creados antes del nacimiento e irán disminuyendo por las ovulaciones y, en mayor escala, por el propio paso del tiempo. No obstante, en el momento actual existen las denominadas terapias de rejuvenecimiento ovárico que intentan generar óvulos nuevos a partir de células progenitoras; estos tratamientos aún son de tipo experimental, si bien con resultados esperanzadores.
Y respecto a la calidad, podemos mejorarla a través de unos hábitos de vida saludables pero hasta ahora el margen es pequeño. Es más fácil mejorar cuando partimos de una situación realmente desfavorable (por ej, abandonar el consumo de drogas o de tabaco), pero intentar ser más fértiles respecto a nuestra condición natural es, hoy por hoy, una estrategia más teórica que real.
Por tanto, la repuesta sería que, salvo situaciones muy concretas como las mencionadas ya, no existen estrategias eficaces para mejorar nuestra fertilidad.
El mejor camino es la prevención. Es más que conveniente que la mujer tenga monitorizada su reserva ovárica en cada revisión ginecológica, y ante la sospecha de una disminución sea remitida a un especialista para valoración y asesoramiento. Además, todas las mujeres deberían saber que la fertilidad es máxima entre los 20 y 30 años, por lo que este es el momento idóneo para buscar la gestación; dado que este escenario es inviable en muchos casos, es crucial que informemos a la mujer sobre la vitrificación de ovocitos, y especialmente que el momento de realizarla es antes de los 35 años.