Ecografía utilizada en procesos de evaluación médica para mujeres que desean quedarse embarazadas.

Quiero quedarme embarazada: ¿debo hacerme pruebas?

Dr. Martínez de María

Junio 2023

La esterilidad, o infertilidad, es la incapacidad para concebir tras haber mantenido relaciones sexuales, con regularidad y sin método anticonceptivo alguno, durante un período de tiempo. Es decir, es un diagnóstico a posteriori. O dicho de una forma más sencilla: todos somos fértiles hasta que se demuestre lo contrario.

Sin embargo, es bien conocido el efecto negativo de la edad en la fertilidad femenina,  debido a la disminución progresiva en la cantidad y, sobre todo, la calidad de los óvulos. Como veremos en el siguiente gráfico, la posibilidad de quedar embarazada es de un 25% hasta los 30 años, pero a los 40 ya es apenas de un 8%:

Por este motivo la Sociedad Española de Fertilidad establece, en su definición de la esterilidad, un plazo de 1 año para las mujeres menores de 35 años, y 6 meses a partir de esta edad.

Sin embargo, existen otras situaciones o condicionantes que pueden afectar directamente a la fertilidad y, por tanto, hacen recomendable consultar a un especialista antes.

¿Qué enfermedades pueden afectar a la fertilidad de la mujer?

Entendemos como tales aquellas que, directamente, podrían afectar a la probabilidad de concebir, y son:

  • Endometriosis. Es cuando un tejido similar al endometrio, además de su ubicación natural en la cavidad del útero, aparece en otras localizaciones. Su relación con la esterilidad es larga y controvertida: es clara cuando induce daños anatómicos en la pelvis que llevan a una obstrucción o mal funcionamiento de las trompas de Falopio, lo cual suele darse en grados avanzados (moderada o grave). Existen otros posibles mecanismos (disminución de la calidad del óvulo, ambiente desfavorable para la fecundación y/o desarrollo del embrión, etc), de tal manera que incluso se duda sin en grados leves también podría afectar a la fertilidad.

  • Ciclos irregulares. Esta es probablemente la situación a la que menos se presta atención, pero es precisamente una de las causas más frecuentes de la infertilidad femenina. Lo más habitual es que se den ciclos largos, de más de 35 días. Aunque la mayoría de las veces se deben a alteraciones de la ovulación (algo que suele ser fácil de tratar), es muy importante tener en cuenta que también pueden ser por una baja reserva ovárica o, más aún, un fallo ovárico prematuro, particularmente cuando la irregularidad es de reciente aparición.

  • Antecedente de infecciones pélvicas. No incluyo aquí las infecciones vaginales o los hallazgos de “cervicitis” en la citología, cuya relación causal con la esterilidad, a día de hoy, no existe. Me refiero a haber padecido en el pasado una enfermedad inflamatoria pélvica, una infección grave del útero y las trompas que cursa con fiebre alta y dolor pélvico. Por su parte, debemos tener muy presente los precedentes de apendicitis o de diverticulitis complicadas, por su proximidad anatómica con el útero y las trompas.

  • Miomas. Aunque su relación con tener menores posibilidades de embarazo natural es muy débil, sí se ha observado mayor riesgo de aborto y otras complicaciones (prematuridad, alteraciones de la placenta, etc). Sin embargo, este riesgo está muy condicionado por factores como el número de miomas, su tamaño y su localización, por lo que es fundamental valorar e informar de forma individualizada.

Por lo tanto, si estás planteándote el embarazo, además de evaluar tu reserva ovárica es muy importante tener en cuenta tus antecedentes, por un lado, y si te hacen seguimiento periódico por endometriosis o miomas. Cualquiera de estas situaciones debe ser reevaluada sin demora por tu especialista, quién te indicará los pasos a seguir.