TRATAMIENTOS Y ESTUDIOS
¿Qué técnicas realizo a pacientes?
El proceso comienza en el laboratorio con la preparación del semen, donde se seleccionan los espermatozoides con mejor movilidad, eliminando aquellos inmóviles y otros componentes no deseados. Esta selección es crucial para aumentar las probabilidades de éxito del procedimiento. En consulta, un catéter delgado se introduce cuidadosamente a través del cuello uterino hasta alcanzar el útero, donde se deposita la muestra de esperma. Este procedimiento es sencillo, generalmente no requiere anestesia y tiene una duración aproximada de 10 a 15 minutos.
El éxito de la inseminación artificial depende de varios factores, entre ellos la edad de la mujer, la calidad del semen y la precisión en la sincronización con la ovulación. Aunque la inseminación artificial es menos invasiva y más económica que la fecundación in vitro (FIV), su tasa de éxito es menor, situándose entre el 10% y 20% por ciclo, dependiendo de las circunstancias individuales. Por esta razón, puede ser la primera opción de tratamiento antes de recurrir a técnicas más complejas como la FIV, particularmente en mujeres < años y/o cuando no se han identificado causas severas de infertilidad. Sin embargo, si no se logra el embarazo después de 2 ó 3 intentos, se recomienda explorar otras alternativas de tratamiento más avanzadas.
Conclusión
La inseminación artificial representa una opción accesible y efectiva para muchas parejas jóvenes que enfrentan dificultades para concebir, y donde las causas de infertilidad no son severas o claramente identificables, o para mujeres solas, o parejas de mujeres, menores de 38 años y sin problemas reproductivos. Aunque su tasa de éxito es moderada, la simplicidad del procedimiento y su menor costo en comparación con otras técnicas de reproducción asistida la convierten en una opción atractiva para aquellos que inician su camino hacia la paternidad.
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