Salvo excepciones, en el momento actual realizamos el análisis de la reserva ovárica solamente en las mujeres con dificultades para tener un hijo, o quienes desean preservar su fertilidad. Por otro lado, la baja reserva ovárica es considerada una causa de esterilidad o infertilidad.
Esto podría llevarnos a las siguientes cuestiones: ¿deberíamos incluir el estudio de la reserva ovárica en la revisión ginecológica rutinaria, es decir, en mujeres sanas que probablemente quieran ser madres en un futuro?; ¿podríamos así llegar a prevenir futuros problemas de infertilidad?
Qué es la Reserva Ovárica?
En esencia, la reserva ovárica es la población de óvulos que tiene cada mujer. En cantidad y calidad. La parte cuantitativa es fácil de estudiar, ya que el recuento de folículos y el análisis de la hormona antimülleriana han demostrado ser muy precisos. Sin embargo, la evaluación de la calidad de los óvulos es más indirecta: el principal marcador es la edad aunque también hay factores externos, en especial los hábitos de vida (tabaco, sobrepeso, drogas y determinadas ocupaciones profesionales).
¿Cómo se define la Baja reserva ovárica?
Desafortunadamente no existe un consenso para definir la baja reserva ovárica. Un grupo de expertos a nivel internacional, denominado POSEIDON, ha establecido los siguientes criterios:
Lo cierto es que cada país, y cada centro, utiliza umbrales propios, lo que dificulta la elaboración de recomendaciones generales. Además, si la población de óvulos va disminuyendo a lo largo del tiempo, deberíamos definir límites para cada edad.
Cantidad versus calidad
Cantidad no es calidad. No es lo mismo encontrarnos una baja reserva ovárica a los 30 años que a los 40, por ejemplo. Aunque las mujeres con un número de óvulos limitado tienen, a cualquier edad, resultados algo más bajos en los tratamientos de fertilidad, el impacto es menor por debajo de los 35 años.
Implicaciones de la baja reserva ovárica
A día de hoy la baja reserva es considerada una causa de esterilidad, y por otro lado aumenta la probabilidad de aborto; además, las mujeres con bajo número de óvulos tienen tasas de embarazo más bajas en los tratamientos de reproducción asistida, comparadas con aquellas cuya reserva ovárica es normal. Aún no se han realizado estudios en la población general para evaluar su frecuencia real y su verdadero impacto en la fertilidad natural, pero si detectamos una baja reserva de forma casual en una revisión ginecológica de rutina, debemos informar a la mujer que sus posibilidades de embarazo serán, a priori, más bajas.
De aquí la importancia de hacer estudio rutinario de la reserva ovárica en la revisión ginecológica, mediante un análisis de la hormona antimülleriana y/o una ecografía con recuento de folículos antrales. Si el resultado es bajo, la mujer debería recibir información y asesoramiento por un especialista en fertilidad.
En conclusión, las mujeres con una reserva ovárica disminuída, aunque no hayan intentado quedarse embarazadas, tendrán con mucha probabilidad dificultades para el embarazo natural. Por ello recomendamos que todas las mujeres se realicen una prueba de la reserva ovárica, especialmente si se plantean ser madres en el futuro.