Dr. Martínez de María
Marzo 2020
Para responder a esta pregunta debemos tener claro qué entendemos por uno y otro. Actualmente existe una definición consensuada de abortos de repetición, o también pérdida gestacional recurrente, y es la existencia de dos o más abortos clínicos antes de la semana 22 de embarazo, consecutivos o no. Por tanto, es importante puntualizar dos cuestiones: una, no se tienen en cuenta los abortos bioquímicos (es decir aquellos en los que la prueba de embarazo ha dado positivo pero no se ha llegado a ver el mismo en ecografía), y dos, se acepta que entre el/los abortos pudiera haber un embarazo con recién nacido sano.
Por su parte la infertilidad es, en sentido estricto, la incapacidad de lograr un recién nacido viable tras haber logrado, al menos, dos embarazos consecutivos. Por lo tanto, la mujer que haya sufrido abortos de repetición consecutivos se encontrará en una situación de infertilidad. Sin embargo, en un sentido práctico hablamos de infertilidad en un sentido más genérico para referirnos a la imposibilidad de conseguir un embarazo, eliminando así el término esterilidad.
Por tanto nos vamos a referir a una mujer que, habiendo tenido abortos de repetición, no consigue quedarse embarazada de nuevo.
Nos encontramos ante una de las situaciones más complejas para el especialista, pues a la impotencia y frustración por no conseguir que el embarazo progrese se une la incapacidad para concebir de nuevo. Si analizamos el aborto de repetición por separado, hasta no hace mucho las pruebas no permitían conocer una causa más allá de la mitad de las veces, pero los avances en genética han permitido reducir notablemente los abortos de repetición de causa desconocida. Y más aún, como veremos a continuación, la causa genética cobra un mayor protagonismo cuando hay una infertilidad asociada.
De ellas, también podrían producir infertilidad las siguientes: